Adrian Frutiger (Unterseen, Suiza, 24 de mayo de 1928) era
una de las leyendas vivas de la tipografía mundial junto a Mathew Carter
(Londres, Reino Unido, 1 de octubre de 1937) y al recientemente desaparecido
Hermann Zapf (1918—2015); pero el maestro suizo falleció el 10 de septiembre de
2015 a la edad de 87 años en Bremgarten bei Bern, Suiza. Es seguramente el
diseñador de tipos más brillante e influyente del siglo XX y uno de los más
grandes de la historia. Es considerado el padre de la tipografía moderna.
En
1951 realizó un estudio sobre la escritura occidental que mereció un premio del
Ministerio del Interior. Su trabajo llegó a oídos de Charles Peignot,
presidente de la fundición francesa Deberny et Peignot, quien sorprendido por
su trabajo preciso y detallista ofreció a Frutiger un puesto en su empresa.
Frutiger trabajó en esta fundición como director artístico desde 1952 hasta
1962, año en que creó su propio estudio cerca de París (este estudio todavía
existe y está ocupado por su socio Bruno Pfäffli). Frutiger llegó a Deberny et
Peignot con el objetivo de adaptar algunas de las tipografías existentes para
el sistema de fotocomposición Lumitype (Photon en Estados Unidos), como por
ejemplo la Garamond, la Baskerville o la Bodoni, pero también
realizó nuevos tipos, entre los cuales hay que destacar Présidente (1952), Phoebus (1953) o Méridien (1954).
El
siguiente paso del diseñador suizo fue el que es considerado el mayor hito de
su carrera: en 1957 y con tan sólo 28 años, Frutiger diseña la Univers (que en principio iba a llamarse Monde,
aunque finalmente optó por desafrancesar el nombre), producida tanto para
fotocomposición (Lumitype) como para composición manual (metal). Tras el
fracaso comercial de Lumitype, el relanzamiento de Univers en 1961 bajo el sello y la tecnología
Monotype le granjean un éxito inmediato y rotundo. Univers estaba formada por una familia de
veintiún variantes que incorporaba una nueva nomenclatura numérica que
designaba el cuerpo y el grueso de los caracteres. Lo cierto es que la Univers cumplía los principios que hasta
entonces sólo se habían podido formular teóricamente, y por eso fue recibida
como la tipografía que iniciaba una nueva era en las letras sin remates y el
mayor exponente de la disciplina en el movimiento moderno.
Durante
toda su vida recibió el reconocimiento de sus compañeros de profesión y muestra
de ello son las decenas de premios que recogió por su obra y su carrera. Adrian
Frutiger aportó grandes textos encumbrando y haciendo avanzar la ciencia de la
tipografía como muy pocos lo han hecho, al mismo tiempo que diseñaba algunos de
los sistemas alfabéticos más bellos, funcionales y magistralmente equilibrados
de todos los tiempos. Larga vida a Frutiger.